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miércoles, 24 de agosto de 2011

AJEDREZ E INTELIGENCIA. ¿ES EL AJEDREZ UN ESTADO DE ÁNIMO?


Siempre se ha catalogado a los jugadores de ajedrez como personas muy inteligentes, de gran memoria y profundidad de análisis, los grandes ajedrecistas comienzan desde niños, a los cinco años conocen el movimiento de piezas y a los siete dan muestras de una memoria prodigiosa, Bobby Fischer a los 14 años jugaba contra 20 tableros, todos jugadores de buen nivel y derrotaba a todos.
Hay jugadores que son capaces de jugar sin ver el tablero y también lo hacen en simultaneas, ¿Cómo es posible que recuerden las posiciones de cada juego? Es un sexto sentido?
Muchas personas piensan equivocadamente que para jugar ajedrez hay que ser un prodigio, tener un coeficiente intelectual fuera de lo común y por consiguiente se cree que todo ajedrecista es un genio, parece redundante; Siempre se ha pensado que las personas que tienen habilidad para las ciencias exactas pueden ser excelentes jugadores de ajedrez, tal vez sea cierto, pero no es una regla.
El ajedrez es una disciplina, quienes la practican no son genios; son personas que han aprendido un proceso de pensamiento, saben ordenar las prioridades y sobre todo son capaces de analizar para una correcta toma de decisiones. Analizar números y sus combinaciones resulta una tarea mas fácil por la simple razón de que se ha aprendido a analizar detenidamente a ver pros y contras, por consiguiente, como se lleva un proceso es sencillo el recordar los pasos que se han seguido y el constante ejercicio y práctica estimulan la memoria.
Esto no sería posible si no se cultiva la paciencia, por consiguiente el ajedrecista tiende a aprovechar mejor su tiempo ya que le tiempo del contrincante es tiempo propio que se utiliza en analizar y preveer las posibles respuestas, esto hace que alguien que practica esta disciplina aprende a pensar por anticipado y mejor aún, lo hace con exactitud.
Al saber que es una contienda en la que cuenta el tiempo, se forja el carácter para trabajar con serenidad en la adversidad o bien si se está en ventaja, para aprovecharla al máximo, a diferencia de cualquier competencia, en el ajedrez uno está solo frente al contrincante, no hay nadie que apoye o que dirija desde fuera con otra óptica, el jugador es responsable de todo lo que ocurra por consiguiente son dos inteligencias las que están en contienda y duele reconocer que el contrario es mejor que nosotros, es por eso que el ajedrecista es un mal perdedor y si, es una persona que busca siempre ganar, sabe que no puede culpar a nadie de su derrota.
Por supuesto no todo son bondades en el tablero, hay una contraparte que todos los jugadores sin excepción poseen, el ajedrecista se hace introvertido, siempre está en sus pensamientos, su psicología se hace compleja y si no ha formado un carácter firme y una forma de pensar fría y calculadora, pensará que se utilizan medios externos para distraerlo. Hay que recordar el caso de Larsen contra Fischer quien decía que el norteamericano tenía una mirada que lo intimidaba y jugó con lentes polarizados, aún así perdió aparatosamente. Hubo jugadores que mencionaban que Thal, el genio de Riga hipnotizaba con su mirada, así hay muchos casos, el jugador de ajedrez también tiende a ser supersticioso, Kasparov toca todas las piezas antes de iniciar una partida, Fischer colocaba los caballos mirando al rey, Anand siempre viste de negro, en fin, no creo que haya deportista que no cultive alguna superstición.
Cualquier persona puede jugar ajedrez, todos podemos llegar a ser jugadores de un nivel aceptable, pero para destacar es necesario ser disciplinado y estar dispuestos a entrenar diariamente en casa, competir en el club y por supuesto, participar en torneos, a fin de cuentas es allí donde se medirán los progresos y se hará comprobar el lema de la FIDE. Gens una sumus.
 Artículo recogido del blog Artigoo. Anónimo.


¿ES EL AJEDREZ UN ESTADO DE ÁNIMO?


(martes 2 de marzo de 2010 


El pasado sábado tuvo lugar la segunda ronda del Campeonato de Asturias de Ajedrez Individual y en la partida que jugué frente a Faustino González se alcanzó una posición muy interesante que paso a mostrar.

Faustino González Vázquez (1739) – Javier González Maneiro (1469).
Cto. Asturias (3ª Cat.). R2. 27-02-2010. Gijón.
                                              Posición después de 22.Ad2

Las blancas cometieron un error en su jugada 21.Ae3? y tras 21…Dxc4 la posición negra es bastante fuerte.

Pese a que hay igualdad material, en el diagrama se pueden ver bastantes desequilibrios. La situación del rey blanco no es segura porque la diagonal g1-a7, abierta con el avance (necesario) del peón f blanco, permite acceder al monarca.

Las blancas cuentan con un fuerte centro de peones que oprimen la posición negra, pero la ubicación de sus piezas no es adecuada. La dama blanca es objeto de presión en la columna abierta dominada por las negras, el caballo en c3 esta clavado, y el alfil de casillas blancas en f3 realmente no sostiene el peón central “e”.

Por contra, las negras presentan un peón débil en d6, pero este es difícilmente atacable, por lo que su debilidad es circunstancial. Sin embargo, las piezas negras sí están coordinadas y tienen objetivos comunes: desmantelar el centro de peones blanco y aprovechar la debilidad de la casilla c3.

Empecé a sentir algo de ansiedad y tuve que levantarme de la silla para tratar de calmar un poco los nervios esperando el movimiento 22.Ad2 de la blancas. Y por fin las blancas ejecutaron el movimiento de alfil. El reloj de cada jugador marcaba, minuto arriba, minuto abajo, una media hora para cada uno. Es decir, quedaba tiempo para intentar hacer las cosas bien, ¿por qué así pintaban, no?

Con la descripción de la posición que acabo de realizar en la cabeza me dispuse a calcular variantes buscando sólo un objetivo: derrotar definitivamente a mi adversario. Esto fue un error. Mi estado de ánimo, inflado de optimismo, no me permitía otra opción, y la pregunta ¿es posible vencer de manera forzada en esta posición? no estaba en mis esquemas porque la respuesta afirmativa ya estaba asumida de manera inamovible sin ni siquiera plantear la pregunta.

Es cierto que las negras en esta posición sí obtienen ventaja, pero no supe ver la continuación correcta y perdí. Después de unos 15 – 18 minutos de mover las piezas mentalmente me metí en un jardín del que no supe salir airoso. Todo sucedió muy rápido, y nos embarcamos es una simplificación de la posición que favoreció a las blancas. La partida continuó con 22...Cxe4 23.Txe4 Dc5 24.Rh1 Axc3 25.Txe8+ Txe8 26.Dxc3+-. Me recosté en la silla decepcionado conmigo mismo y seguí jugando un poco más por aquello de…; hasta que me rendí en la jugada 34.

Os propongo que le deis una pensada a la posición. Realmente lo único que tenía eran opciones de obtener una posición cómoda con cierta ventaja.
SOLUCIÓN:
Estuve “deambulando” por varias continuaciones:

Una idea que en principio no me par
eció mala, pero si algo artificiosa, era la de avanzar lo peones del flanco de dama con objeto de desalojar al caballo de c3 y provocar un cambio favorable en la columna “c” o bien en el centro del tablero. Si 22...b5 23.axb5 axb5 y ahora las blancas están obligadas a mover la dama. El problema es dónde la colocan. Y no seguí analizando porque sencillamente me perdía una y otra vez sin llegar a una conclusión. Las negras están mejor en diversas líneas, por ejemplo:

- 24.Dd1 b4 25.Ca4 Cxe4 26.Axe4 Txe4 27.Txb4 Ad4+ 28.Rh1 Txe1+ 29.Dxe1 Dxd5 -/+.

- 24.Da2 Dd4+ 25.Rf1 Txc3 26.Axc3 Dxc3 27.Tbc1 Dd4 28.Dc2 b4 -/+.

- 24.Dc1 Dd4+ 25.Rh1 b4 26.Cb5 Txc1 27.Cxd4 Txb1 28.Txb1 Cxe4 29.Axe4 Axd4 30.Txb4 Txe4 -+.

- 24.Db2 Cxd5 25.exd5 Ad4+ 26.Rh1 Txe1+ 27.Txe1 b4 28.Da2 bxc3 29.Dxc4 Txc4 30.Ac1 c2 -+.

Una idea que no vi durante la partida, y sin ser definitiva también parece favorable a las negras, me la comentó un compañero, José Antonio Lloveras, cuando unas horas después nos encontrábamos en la sede de nuestro club en Candás, analizando lo jugado en la tarde. ¡Hasta dónde llega el vicio…!

Si 22...Cxd5!? 23.exd5 Txe1+ 24.Txe1 Axc3 25.Axc3 Dxc3 26.Dxc3 Txc3 27.Te8+ Rg7. El peón de más y la superioridad del caballo negro frente al alfil imposibilitado por su propio peón central “d” ofrecen buen juego a las negras.

Luego está la continuación de la partida. Pensé (calculé) que entrar en la combinación 22…Cxe4 me daría ganancia material de manera forzada. Pero estaba muy equivocado. No vi el jaque intermedio que se produce con el cambio de torre en e8.

Tras 22...Cxe4 23.Txe4 el jaque de dama en 23…Dc5+ no es del todo correcto, pero tampoco en malo, mejor simplificar con 23...Txe4 24.Dxe4 Axc3 25.Dxc4 Txc4 26.Axc3 Txc3 27.Txb7 Cc5. Lo que sí es un error claro es mi siguiente jugada tras 24.Rh1 Axc3?, porque no sólo no gano material sino que lo pierdo. 25.Txe8+. Era necesario 24...Txe4 25.Dxe4 Axc3 26.Tc1 Axd2 27.Txc5 Cxc5 28.De7 Axf4+=

Por último vamos con la mejor continuación para las negras: 22…Cc5!

Se me pasó por la cabeza esta jugada acompañada de la continuación 23.Ae2 Dd4+ 24.Rh1 y aquí pensé que me complicaba la vida encerrando la dama y deseché esta variante. Sin embargo tras 24…Ccxe4!-+ las blancas se ven forzadas, como mínimo, a perder una de sus piezas menores, el alfil de f2 o el caballo de f3.

La mejor continuación blanca a 22…Cc5 es 23.Rh1 Cfxe4 (23...Cd3 24.Te2 (24.Te3 Cf2+ 25.Rg1 C6g4 26.Axg4 Cxg4 27.Tf3 Dd4+)) 24.Axe4 Axc3 25.Dxc3 Dxc3 26.Axc3 Txe4 27.Txe4 Cxe4 28.Ab4 Tc4 -/+ y las negras están mejor pero sin ventaja definitiva.

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