¿Alguna vez ha jugado una partida rápida siendo derrotado desastrosamente sin darse cuenta cómo ocurrió aquello? Y si a esto le agregamos el hecho de que su rival realiza jugadas perfectas en la apertura llegando hasta la movida quince o veinte del libro sin el mínimo esfuerzo, que siempre juega al mismo ritmo, incluso frente a capturas obligadas se toma la molestia de “pensar”; y que cuando hay apuros de tiempo su nivel baja considerablemente. Si todos o algunos de estos factores se conjugan en alguna de sus partidas lo más probable es que se encuentre frente a alguien que utiliza algún tipo de asistencia informática.
Desde que se puede jugar ajedrez por internet han existido personas que por ego u otro tipo de interés se engaña así misma y a otros usuarios jugando con ayuda de programas ¿Qué consiguen con esto se preguntarán? Quizás un abultado rating para jactarse frente a sus amigos o por conversaciones de chat. También hay casos en que por ganar algún premio en torneos los jugadores han caído en la tentación de jugar con asistencia.
Al respecto quiero compartir con ustedes un par de experiencias que me ha tocado vivir en años que llevo jugando en el ciberespacio. El primer caso me sucedió hace tres años enfrentando a un jugador de 1700 de fuerza en una partida a 20 minutos. Mi adversario de manera curiosa jugó la apertura de manera perfecta logrando obtener clara ventaja posicional que posteriormente materializó con golpes tácticos en forma certera. Llegamos al apuro de tiempo donde tengo torre de menos por un par de peones que no compensan esa gran desventaja material. Obviamente estoy perdido, pero seguí jugando sólo porque tenía la firme sospecha de que jugaba con ayuda de un programa.
Quería ver su desempeño jugando con la presión del reloj, ya que en ese entonces conocía lo que llamo “síndrome del operador” que se produce cuando quien está jugando con ayuda de un programa no puede o se equivoca al insertar las movidas que le sugiere el software y si se pone a jugar reemplazando a la máquina, llegando a arruinar magníficas posiciones, o lo que es peor, perder de forma ridícula como ocurrió en la siguiente posición:
Aún nos quedaba bastante tiempo, como cinco minutos para él y seis para mí. Mi rival jugó1.T1g4+ Rd3 2.Txh7?? Ta1++ y no puedo creer que después de jugar una impecable partida se dejase dar un mate infantil de esa forma, omitiendo la simple jugada 2.Rf1 para posteriormente capturar los peones de la séptima fila haciendo valer la ventaja de contar con pieza de ventaja. Este gran cambio en el nivel de su juego sólo se puede explicar por el hecho de que jugaba con ayuda de software, entonces al verse apurado de tiempo quizás se puso nervioso porque si seguía consultando al programa (seguramente oculto al estar minimizado en su pantalla) perdería por tiempo, entonces decidió terminar la partida por cuenta propia, pero omitió un simple jaque mate, que para cualquier jugador de acuerdo al nivel que había mostrado hasta ese momento sería muy fácil de ver.
Otro caso me ocurrió hace algunos meses. Mi oponente tenía un rating de 1900 y jugó la apertura de forma irregular quedando un poco inferior con el rey en el centro. De pronto desde la movida 12 en adelante comienza a jugar inexplicablemente muy bien y alcanzamos la siguiente posición:
Posición tras 18.Tg5!
Su última jugada fue 18.Tg5! Este movimiento fue el que despertó mi sospecha. A mi me gusta jugar contra programas y sentí que el tratamiento que le estaba dando a la posición el jugador de piezas blancas era propio de un cerebro de cilicio. Me llamaba la atención también que después de una apertura floja el blanco, donde incluso había perdido el enroque encontrase jugadas tan magníficas como Th3-Tg3 y Tg5! que amenaza Cf5 y la fuerza del alfil en la gran diagonal se hará sentir cuando existían jugadas más “humanas” como 1.Cxc6 por ejemplo, intentando Axf6. Finalmente perdí la partida, pero también se daba el caso que mi rival jugaba con cierta regularidad, demorándose en ejecutar todas sus jugadas el mismo lapso de tiempo (como 30 segundos), incluso ante respuestas forzadas.
No contento con el resultado analicé posteriormente la partida con ayuda de un fuerte programa y mis sospechas se convirtieron en una certeza. Desde la jugada 14 hasta el final del juego hubo un 100% de coincidencias entre los movimientos desplegado por mi rival y el software. O sea habían dos alternativas: mi rival ese día había estado especialmente inspirado para jugar desde la movida 14 de manera idéntica a uno de los programas de ajedrez más potentes del mundo, o simplemente después de terminada la apertura no estando contento con la posición obtenida decidió que había llegado el momento de recibir alguna ayuda extra. Que el lector saque sus propias conclusiones.
Sin lugar a dudas las trampas al jugar ajedrez por internet existirán siempre y es algo que no se podrá evitar completamente, pero si se puede ayudar a minimizar esta situación denunciando a las personas que jueguen de manera sospechosa sus partidas, para que así sean reconocidos como programas y no como oponentes de carne y hueso.
Marcelo Jorquera.
Duz Zhotimirsky: tramposo y chantajista.
Este maestro ucraniano fue uno de los mejores jugadores de su época, sin llegar nunca al nivel de la superélite, aunque dio más de una sorpresa a Lasker, Rubinstein, Nimzowitch y otros. Tenía un carácter muy peculiar, por lo abierto que era, característica por lo demás bastante común en la gente de su tierra (aunque ahora nos venga a la mente el introvertido Ivanchuk), quizás los más emprendedores de todos los países de la antigua Unión Soviética.
Cierta vez, ya de edad avanzada, se enfrentó con Bronstein en el momento cumbre de éste. El simpático maestro planteó el gambito de rey, a la vez que gritó a su rival que lo aceptara, o, de no hacerlo, no volvería a jugar con él nunca.
Bronstein no podía aceptar que toda una leyenda no quisiera jugar más con él, por lo que tomó el peón f de su rival. Incluso planteó la antigua forma de defender el peón del gambito, con 3...g5. Pero Bronstein estaba en su momento y pronto puso en apuros al veterano, quien, después de realizada su jugada, vio que no era correcta, y decidió rectificar. Bronstein, igual que antes, no dijo nada, pero sí los árbitros, ante una clara violación del reglamento. Inmediatamente, el ucraniano gritó que estaban jugando al ajedrez, así que no se debía hacer caso al reglamento, y, mirando a Bronstein, le preguntó si tenía algún problema. David, muy correcto por su simpatía y veneración del viejo maestro, dijo que no le importaba. Así que volvió atrás la jugada. A pesar de ello, perdió en sólo 19 jugadas, una miniatura, a pesar de entrar en la línea impuesta a su rival y de rectificar un movimiento.
Transcribimos la partida:
1.e4 e5 2.f4 exf4 3.Cf3 g5 4.h4 g4 5.Cg5 d5 6.exd5 h6 7.De2+ Ae7 8.Ce4 f5 9.Cf2 Cf6 10.d4 0-0 11.Axf4 Cxd5 12.Dd2 Cxf4 13.Dxf4 Rg7 14.Ae2 Te8 15.0-0 Ad6 16.Dd2 Dxh4 17.Td1 f4 18.Cc3 f3 19.gxf3 Dh2+ y negras abandonan.
La moraleja, si es que tiene que haber alguna, es que las trampas al final se pagan.
Zhotimirsky - Bronstein Posición Final
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Si juegas a 3?,2, o 1 minuto sin incremento minimizas muchísimo el que te usen maquinitas tipo pdas, u otras, pues perderan por tiempo aunque jueguen de fabula la apertura. Si tienes una fuerza de 1800 o mas es complicado perder en menos de +/- 15 jugadas y solo jugando a defender y posicionar piezas, aunque te saquen una pieza y jugando contra el reloj, ganaras muchas mas de las que deberias. El problema es cuando quieras jugar ajedrez y no pin pon contra personas y no máquinas y uses de 10->30 minutos o mas. Aunque creo que esto lo sabemos ya todos los federados en ajedrez.
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