Mamá; de mayor quiero ser Gran Maestro.

  Nosotros, los ajedrecistas mentiríamos si dijéramos que no nos gustaría vivir de lo que más nos gusta hacer en esta vida, y no me refiero a Gigoló o analogías semejantes jeje, sino a claro está, ser ajedrecista profesional. Pero todas estas ganas de ser profesional se desvanecen cuando juegas torneos y te encuentras a estos personajes llamados GMs, por regla general la figura del GM se está desvirtuando, perdiendo valor.

Hoy en día, el ajedrez aún no ha conseguido ocupar el sitio que le corresponde en esta sociedad y que por tantos años llevan y llevamos luchando los ajedrecistas, el problema lo buscamos fuera, en la sociedad que no valora  ni tiene en cuenta mínimamente el ajedrez, en la gente que no entiende nuestra postura y ni siquiera llega a entender como le dedicamos tanto tiempo, ¿quién no ha tenido un ligero conflicto con su novia o mujer para jugar un torneo de fin de semana, de un día o aún digo más, de echar una simple tarde de ajedrez con los amigos?!…error!, para solucionar los problemas externos primero debemos solucionar los internos, y es que el ajedrez actual está que da asco. Querámoslo o no, en esta sociedad se valora muchísimo la imagen en todos los aspectos, trabajo, ligoteo, amistad, valor social…, y la imagen del ajedrez no es la adecuada, imaginaos a un simple aficionado que se ha enterado que hay un torneo cerca de su ciudad y quiere ir a ver de cerca a un profesional del ajedrez, llega y se encuentra con lo que tenemos en cada torneo, discusiones por unos míseros euros (¿el ajedrez un juego de caballeros ? , no será hoy en día), al Gran Maestro de turno con sus excéntricas pintas, con ropa de los años 80, con los pantalones semibajados paseándose por toda la sala, con ticks nerviosos, dando pequeños saltos de la silla cada vez que realizan un movimiento, con caras de estar en otro mundo, en fin…

Evidentemente esto no es el 100%, hay excepciones, pero es lo mayoritario. Hay una disyuntiva sobre este tema, no podemos negar que dentro del mundo del ajedrez hay gente muy rara y con problemas psicológicos (está claro que gente con este tipo de problemas los hay en todos los gremios y grupos sociales, pero sabéis a que me refiero) o incluso lo que comúnmente podemos denominar “loco”, bien; ¿estas personas por sus carácterísticas psicológicas se sienten atraídas por el ajedrez? o ¿una vez dentro se vuelven así?, es decir, ¿el progreso en el ajedrez es directamente proporcional a la pérdida de cordura?. Si la respuesta es la segunda, miedo me daría seguir progresando en el ajedrez. Habrá de todo, pero es una cuestión que se ha planteado mucho, incluso hace poco leí una entrevista a G. Kasparov preguntándole si creía que el ajedrez te podía hacer enloquecer, poniendo como ejemplo al enigmático y excéntrico Robert James Fischer, Kasparov defendió justo lo contrario, es decir, que Fischer mientras jugaba era una persona normal y cuerda (eso sí, con su carácter excéntrico, peculiar.., pero en definitiva ni más ni menos que el carácter de un genio) , mientras que fue cuando dejó el ajedrez cuando perdió la cordura. Y es que el ajedrez a mi modo de ver te hace tener una mente más abierta, mayor capacidad de elección, capacidad para planificar y planear, proporciona mayor objetividad, valoración de distintas situaciones y un largo etcétera, capacidades que en muchas ocasiones nos ayudan a la vida diaria, e incluso aún llego más lejos y puede prevenir a largo plazo enfermedades como el Alzheimer o el aletargamiento de la mente.

Volviendo al tema anterior, uno de los principales problemas, es la imagen que da el autodenominado “profesional del ajedrez”, ante todo lo anterior no he dado nombres propios por respeto pero seguro que a todos vosotros se os ha venido nombres distintos a la mente, ejemplos hay muchísimos. Pero sí daré nombre propio de lo que debería ser el ajedrez, y es que por ejemplo Nigel Short es un tipo elegante, siempre bien vestido, y con buena presencia, dando así la categoría que le corresponde al ajedrez. Si la mayoría de GMs dieran esa imagen todo cambiaría.

Otro problema sobre estos autodenominados “profesionales” es, ¿cúando un jugador de ajedrez se le debe considerar profesional?: ¿Cuando llega a un determinado nivel?, ¿Cuándo consigue el título de GM?, ¿Cuándo juegan todos los torneos que le echen?, ¿Cuándo una persona pueda malvivir o sobrevivir con el ajedrez? (y es lo mayoritario), o ¿Cuándo llegan a tener una calidad de vida aceptable con el ajedrez?. Ahí dejo la pregunta, cada cual que piense lo que quiera, pero es para planteárselo.

Y es que se le ha perdido el respeto al GM, tanto en el tablero como fuera de él, ahora en vez de que lo consideremos como ídolos y de que nos haga ilusión jugar contra ellos, algunos nos dan incluso pena. Aún recuerdo como hace unos años, cuando no había tantos torneos como ahora y por lo tanto había que hacer muchos más Kilómetros que ahora para jugar un torneo, mi padre me llevaba allá donde fuera con el único fin de “¡ver!” a mis ídolos, de jugar el mismo torneo que varios GM, y ya no deciros si daba la coincidencia de jugar con él en la primera ronda, ya que era la única oportunidad de enfrentarme con ellos. Una pregunta: ¿Creeis que los chavales de ahora les piden a sus padres que le lleven a los torneos por la misma razón que lo hacía yo? ¿O es por el premio en metálico que hay para Sub 14, Sub16, fémina, juvenil…?.

Queremos que el ajedrez sea deporte Olímpico, jajajaja, pero como va a ser deporte Olímpico una disciplina que ni siquiera tiene UN Campeón Mundial, y es que yo ya he perdido la cuenta de cuantos hay en la actualidad. Kasparov? Kasimdzhanov?, Kramnik? Organicémonos en todos los sentidos internamente, y luego ya podremos pedir; que el ajedrez sea deporte olímpico, que sea asignatura optativa en los colegios…

Ya para terminar, ¿no es significativo que una persona que ama tanto el ajedrez y que a mis 24 años, 14 de ellos se los he dedicado al ajedrez, tenga estas opiniones sobre  éste? Es una pena pero como yo, seguro que hay muchas más.

Mamá, ¿ de mayor quiero ser Gran Maestro?

Juan Jesús Ocaña Roca.